Artista
Yunior La Rosa (La Habana, 1992)

Curatoría
Esteban Córdova, Yunior La Rosa.
Reflexiones curatoriales de: Nelson Herrera Ysla y Yanet Oviedo Matos.


La pluralidad de la materia, presentación de Ariel Baró

La pluralidad de la materia, propuesta del joven artista cubano Yunior La Rosa, se nos muestra como una suerte de compendio de investigaciones más recientes. En ella se comienza a perfilar una etapa de madurez creativa dentro de su línea de creación que es, en esencia, transdisciplinar, y fuertemente arraigada en las bases del conceptualismo, el comentario irónico y el rejuego de significados.

En esta instancia, el artista dirige su característica inquietud al terreno de los archivos y los mecanismos de información tradicional, ya sean libros académicos, material pedagógico, publicaciones periódicas, espacios de propaganda y publicidad –particularmente, los soportes impresos–. Dichas plataformas, cuya difusión masiva les confiere cierta solemnidad, funcionan prácticamente como vehículos de instrucción ideológica, puesto que acentúan visiones herméticas y sesgadas del panorama histórico y sociocultural insular.

Con tal suspicacia y, hasta cierto punto, espíritu iconoclasta –no el sentido más dogmático del término–, Yunior desarticula estos emblemas y subvierte su condición sacra e invulnerable, convirtiéndolos en materia prima tangible y metafórica, susceptible de ser rayada, desgarrada, triturada y moldeada; no obstante, el contenido se compacta, mas no se disipa.

El ícono y la palabra, tras experimentar un cuidado proceso de “reciclaje”, se transfiguran en objeto artístico, ya sean cuerpos sólidos abstractos, placas coloridas, leyendas breves, arquitecturas imaginadas u horizontes en movimiento. Su aparente inocuidad, sintetiza un denso sustrato conceptual que, desde el gesto simbólico premeditado, pone bajo el foco la presunta objetividad de aquellas infraestructuras que rigen los trayectos de información.

En suma, La pluralidad de la materia abre la puerta al ejercicio de la interrogante y la especulación. A su vez, incita a repensarnos nuestro vínculo con la información y discernir aquellos sesgos ideológicos que, a veces de manera silenciosa, configuran los relatos colectivos y cosmovisiones personales.

Ariel Baró, La Habana 2025